Una presión arterial normal se considera en el rango de 120/80 mm Hg, rebasando estos niveles o quedándose por debajo del promedio de manera constante, señala la existencia de algunos padecimientos.

Hipertensión. Es una enfermedad que aparece cuando se eleva la presión arterial, superando los niveles normales. Se considera elevada cuando los niveles llegan arriba de 130/80 mm Hg. No se suelen presentar síntomas y es por eso que debes estar atento a las necesidades de tu cuerpo. 

Sus principales causas son el estrés, el sedentarismo, el consumo excesivo de sal, fuertes cambios hormonales (sobre todo en mujeres) y el tabaquismo. Esto se puede evitar con un control adecuado en el peso, el consumo de menos de 6 gramos de sal al día, realizar cualquier deporte, ingerir abundantes verduras y frutas, y eliminar del todo el tabaco y el alcohol.

Cabe mencionar que la hipertensión es un factor de riesgo con una luz roja enorme, pues puede propiciar el desarrollo de fibrilación auricular no valvular. Esto se traduce en arritmia constante, la cual provoca coágulos de sangre en el corazón, aumentando el riesgo de un evento vascular cerebral.

Hipotensión. Se presenta cuando la presión arterial es más baja de lo habitual durante y después de cada latido, esto provoca que los órganos del cuerpo no reciban la cantidad suficiente de sangre. Se considera baja cuando los niveles se muestran inferiores a 90/60 mm Hg. Los síntomas más comunes son náuseas, fatiga, somnolencia, visión borrosa y sudoración.

Los factores que influyen son la toma de algunos medicamentos (ansiolíticos, analgésicos, diuréticos, entre otros), enfermedades que van desde la diabetes, insuficiencia cardíaca, arritmias y deshidratación. Una forma de tener esto bajo control es con el consumo abundante de agua, una dieta rica en cereales, frutas y verduras, eliminar el alcohol y evitar el calor (duchas muy calientes).

No bajes la guardia y visita a tu médico de manera periódica para saber tu estado de salud. El corazón no miente, ¡Escúchalo!